Cuando hace dos semanas mi hijo ( 24 años, cefaleas en racímos crónicas) volvió a ingresar en el hospital de día para su tratamiento de tres días con bolos de urbasón, decidí que había llegado el momento de compartir determinadas vivencias con otras personas. A lo largo de once años de diferentes tratamientos, consultas con los mejores especialistas, horas en salas de espera, terapias alternativas e incluso cirugía, he comprobado la importancia y trascendencia que tiene una comunicación adecuada en el triángulo médico/paciente/familiares para una evolución óptima de cualquier enfermedad: durante este tiempo una sonrisa, un gesto, un mensaje esperanzador acompañado de unas palmaditas en el hombro, la actitud atenta del médico, la mirada de complicidad entre ambos, una lágrima, unas palabras alentadoras, una frase fuera de lugar o el mismo silencio…han alcanzado dimensiones y consecuencias extraordinarias. ¡Ojala! este blog sirva para que en adelante seamos unos y otros más conscientes del efecto que nuestras palabras o gestos pueden tener en los demás. Espero de corazón vuestras reflexiones para que entre todos podamos hacer del mencionado triángulo (médico/paciente/familiares) ¡un auténtico equipo!.
Enhorabuena por esta excelente iniciativa. Las experiencias personales que se publiquen pueden ayudar a mejorar y profundizar en estas interrelaciones.
¡Ese es el objetivo! ¡gracias por el comentario!