“Si tú te dedicas a quitar signos clínicos y no te importa lo que rodea al paciente, su vida, nunca lo curarás bien. En 25 años lo tengo comprobado, es muy importante preguntar al paciente cómo se siente pero también cómo va todo, la familia, el trabajo… si esta mejor.”
La Dra. Karin Freitag se especializó en reumatología. El perfil del paciente reumatológico es mujer de mediana edad de cuarenta y cinco a cincuenta años, o de 60 y más, que por la artrosis tiene cierta discapacidad y necesita diversos tratamientos.
“En reumatología la proporción de mujeres respecto a la de los hombres es de 3 a 1, en artritis reumatoide de 8 a 1 y en fibromialgia de 21 a 1, luego naturalmente trato más mujeres que hombres.”
La Dra. Freitag es una mujer madura, estatura media, delgada, rubia y de carácter afable, dispuesta siempre a conocer y escuchar las preocupaciones de sus paciente ¿de qué forma influyen dichas enfermedades en su día a día?
“Son limitantes a dos niveles muy importantes de la vida de la mujer, en la casa y en el trabajo. Aunque las cosas estén cambiando las mujeres a las que yo tratopertenecen a esas generaciones en las que ellas son todavía las conductoras del hogar, e influye muy negativamente porque se sienten muy frustradas al no poder rendir y ver que nada funciona. A parte de que quieran que les quite el dolor, comparten conmigo sus inquietudes: qué hacer para no fallar a la familia, para no fallar en el trabajo y que no les echen, que sigan contando con ellas…
¿Debe ser difícil de sobrellevar?
Mucho (se ha puesto muy seria), les genera muchísima angustia, signos de tristeza, abatimiento, de falta de energía que tratas de estimular…eso no lo curan las pastillas, eso, lo cura que alguien te hable y también te sepa escuchar… las enfermedades crónicas siempre afectan al carácter. Los enfermos ven como se van minando sus capacidades y como eso tiene su repercusión…
¿No debe de ser nada fácil de asumir?
¡En absoluto! las enfermas de fibromialgia, por ejemplo, deberían recibir de su médico el suficiente asesoramiento para que el tratamiento no solo sea farmacológico sino que también reciban terapias cognitivo conductuales que les haga decir “reconozco que tengo un problema, a ver cómo me voy a adaptar a él”. Se puede aprender.
La Dra. Karin Freitag habla con pasión. ¿Y en el caso del reúma?
Igual. El paciente se hace muchas preguntas y debe tener respuestas para las mismas. Un paciente con artritis reumatoide ve que sus manos se deforman, que esto le provoca unas limitaciones funcionales, ese paciente necesita recursos psicológicos para adaptarse a una vida que no esperaba tener. Y en muchos casos, ere tú, el médico, quien tiene que adelantarse a hablar de ello y tienes que motivarlo para que en su grupo de médicos haga un hueco a varios especialistas a la vez. Cuantas veces me han dicho “mire, yo bastante tengo con el reumatismo como para que encima tener que ir al psiquiatra” y yo les tengo que hacer la observación de que no les digo que vayan al psiquiatra para que les mande otra pastilla sino para que les ayude a cambiar conductas que en lo sucesivo harán que su vida y la de su familia sean mejores.
¿Cómo lo llevan los familiares de un enfermo crónico?
(Sonríe y suspira) La familia de un enfermo crónico es una sufridora. Nunca se me olvidará un día en el que el marido de una fibromiálgica, muy serio, me dijo “doctora, todo lo que le está diciendo a mi mujer está muy bien, es muy bonito, pero usted no se puede hacer idea de lo horroroso que es vivir con ella”.
¿Delante de ella?
Si, si…pero es que ella añadió “es verdad”.
Me deja impactada. Sé que la Dra. Freitag está acostumbrada a escuchar estos testimonios pero no por ello dejan de ser tristes. Le dejo que continúe.
El marido insistió “es una mujer que constantemente se queja de todo, que le preguntas ¿qué tal hoy? y te contesta ¡mal!, pero es que mañana te contesta que peor… le dices que vayamos a dar un paseo y siempre te dice que no puede, le preguntas ¿hacemos algo el fin de semana? Y la respuesta siempre ¡no!.” Y siguió durante un buen rato hasta que me preguntó ¿qué haces?.
¿Qué le contestó?
Negocié con los dos. Le dije que le entendía perfectamente y que la manera de abordar el problema era que él cambiara alguna pequeña conducta a cambio de que ella también hiciera un pequeño esfuerzo. Pero que si cada vez que proponía algo, y ella se negaba, él se iba de casa dando un portazo ¿qué motivación podía tener entonces ella? ¡ninguna!. Esas, son las terapias cognitivo conductuales que hacen que el «no» paciente reconozca lo que puede cambiar.
Pero para eso el familiar, en este caso el marido, debe también ir al médico.
¡Por supuesto! (es tajante) claro que tienen que ir al médico. Para entender lo que tiene la otra persona y adaptarse a ello, indudablemente, la otra persona no puede llevarlo sola. Incluso para cosas tan comunes como la menopausia es importante la colaboración del marido. Hoy mismo a un marido le he tenido que contar que si la mujer en tres meses pasa de tener 300 de estrógeno (que son como la gasolina de un coche) a tener 3 ¿cómo se va a sentir ese “coche”? ¡ranqueante!. Una mujer en esa situación no se entiende ni a sí misma, no sabe porque no funciona… ¿Eso qué significa? que ante un hecho que es fisiológico debe haber entendimiento por parte de la familia, es decir, deben saber que una se va a volver rara y no va a saber ni lo que le pasa…que también se va a sentir sin ilusión. Aunque haya tratamientos gracias a los cuales poco a poco se vaya reencontrando, necesita el apoyo de la familia, es una fase malísima. Hay maridos que se preguntan que cómo puede ser que su mujer que ha sido siempre enérgica esté así. Creo que en la mayoría de las ocasiones si no se le entiende al paciente es por desconocimiento.
Sé expresa con pasión, la duda es ¿consigue siempre lo que quiere?
(Ríe) No, no siempre. Y cuando no eres capaz de motivar a un paciente te sientes triste. Te sientes mal si ves que los pacientes o familiares cierran puertas. Sientes esa pena de no conseguir hacer que entre por esa puerta tras la cual sabes que descubriría un paraíso. Pero eso es así, hay pacientes que solo quieren recursos rápidos y no admiten que tengan que cambiar nada y que por mucho que luches e insistas te dice que no y cierran puertas.
Entiendo que no escatima tiempo a sus pacientes.
Yo agradezco que un enfermo me cuente más allá de lo que le duele. Acabo de estar con una paciente que durante una hora me ha estado contando su vida desde que empezó con su primera lumbálgia. Y es importante para ella porque tenía que reconocer el punto en el que algo no se había hecho correctamente, o había fallado, o ella había empezado un tratamiento y no lo había continuado… es precisamente ahí donde estuvo el error. Muchas veces hay que dedicar tiempo al paciente y yo estoy dispuesta.
Por su forma de hablar la Dra. Karin Freitag parece una persona optimista, luchadora…
Si al paciente le planteo un tratamiento cuya eficacia probada es del 80% siempre le digo que debemos creer que él estará en ese grupo y no en el del 20%. No obstante, a veces, por el motivo que sea, las cosas no salen como nos gustarían y paso a ofrecerle un plan B. Cuando acepta esta segunda alternativa tras el fracaso de la primera es porque sigue confiando en mí. Con esta premisa ¿cómo podría yo rendirme?
¿No tiene horas bajas?
Por supuesto. Hace unos días sin ir más lejos, se me murió una paciente, Mercedes, de 96 años. Una mujer muy especial: simpática, inteligente, activa. El único consuelo que tengo es haberla acompañado a los largo de sus últimos días. Pero la echaré de menos.
Lo dice de corazón.
Mientras esperaba he visto a la doctora saludar y despedir a algunos de sus pacientes y si algo me ha llamado la atención en su relación ha sido la cordialidad, una cordialidad sincera por ambas partes. ¿Cómo lo consigue?
Lo primero es saber escuchar, esa es una cualidad que yo he adquirido con el tiempo.Despuésno ser altiva, no estar en un pedestal, tratar con los pacientes de tú a tú. También es importante considerar que el otro no es tonto que está igualmente formado que tú sólo que en otro terreno que no es la medicina y que a lo mejor ha adquirido una información falsa y tú se la tienes que replantear. La gente hoy en día sabe mucho de medicina, hay mucha información en cualquier medio…aunque a mí personalmente me gusta que los pacientes se informen, eso sí, que se informen bien…
Se expresa como un libro abierto y, aunque claramente, a toda velocidad. Pero se detiene y la animo a continuar.
¡Y porque les creo!. Creo lo que me cuentan mis pacientes… y ellos lo saben.
Probablemente una de las cualidades más valoradas por todos.
Actualmente la Dra. Karin Freitag (http://www.karinfreitag.com/) trabaja también en el campo de las tendinopatías poniendo en práctica tratamientos de última generación: ondas de choque, plasma… ¿Qué le motiva a innovar?
¡Que el paciente se cure! sin ninguna duda. ¡Ver que se cura es lo mejor!
Imagino que esta actitud juega a su favor.
Eso creo. El paciente agradece estar en manos de un médico capaz de innovar, que transmite interés en lo que hace, pasión. He comprobado que desde que leen mis artículos me admiran más (ríe nuevame) y eso hace que se sientan orgullosos de su médico, en realidad tanto como yo me siento de ellos.
Es un placer charlar con ella, transmite vitalidad. En otras ocasiones habría terminado la entrevista haciéndole una pregunta más sobre sus enfermos pero creo que para una buena comunicación tan importante como que los médicos conozcan a sus pacientes es que éstos últimos conozcan a sus médicos:
¿Doctora, sueña usted?
¡Siii! ¡Sueño con poder crear algún día un centro especializado en tendinopatías!
Usted, que lo consiga y nosotros, que lo veamos.
Elene Lizarralde
Acabo de conocer a esta Doctora.
Me parece estupenda: Médico, mujer, persona…
Me gustaría hablar con ella o ella conmigo…
Intentaré contactar con ella.
Hola Lola, te haré llegar su telefono vía email, un saludo!