¿La fe en la enfermedad, es útil? con Don Félix Garitano

Para mi ha sido una gozada la experiencia de la fe; me siento muy a gusto creyendo, pero no creyendo racionalmente, sino con un creer que es amar, dejarse amar, dejarte acompañar, buscar luz, sentido, caminos de vida…” Don Félix Garitano es actualmente párroco de de la iglesia de San Vicente de Donostia, el templo más antiguo de la ciudad (s.XVI). Y hoy está aquí porque tras conocerle en la celebración del bautizó de mi hija de 28 años creí que podía ser una de esas personas que pueden ofrecer respuestas a muchas preguntas que nos planteamos en situaciones de padecer, sobre la fe en la enfermedad.

Bautizo Intza

Bautizo Intza

A los largo de las múltiples conversaciones publicadas en este blog, la fe ha sido y será un tema habitual porque, nos guste o no, durante la enfermedad, el dolor o el sufrimiento, el luto…la fe acompaña y reconforta a quien la siente y quien no vive en ella, muchas veces, confiesa haberla echado de menos. Aunque también, en ocasiones, las mismas circunstancias adversas hacen que nos alejemos he incluso reneguemos. “Desde el primer momento quiero dejar claro que no pretendo tener la clave a la solución, que mucho menos pretendo conocer el misterio de Dios ¡ni siquiera llego a conocer el misterio del ser humano!- añade- pero me siento obligado internamente a responder a problemas que me rodean y uno de los más fuertes es el sufrimiento”. Es el ser humano quien habla, un ser humano que vive la condición de sacerdote. Ésta cualidad es probablemente lo que me ha acercado a él. Cuando algún familiar enferma o muere cuántas son las veces que escuchamos de quienes nos quieren consolar “Es la voluntad de Dios”, “Dios ha escogido a vuestro hijo, lo ha seleccionado”, “si se lo ha llevado es porque desea divinizarlo cuanto antes”. A este respecto Don Félix Garitano se muestra firme “Sin duda ninguna, pienso que Dios no nos manda los males, como nos decían para probarnos… y no los manda porque no los tiene, porque no puede, porque sólo es omnipotente para amar. He escuchado, a mi parecer ¡tantos disparates a este respecto! ¿Cómo podemos presentar a un Dios sádico, que quita a una familia un hijo, dejándoles rotos para toda su vida? «Es la voluntad de Dios” nos han dicho “Dios así lo ha querido». Yo suelo decir ¡ojala sea la voluntad de Dios, ojala se haga lo que Dios quiere! porque la voluntad de Dios es que vivamos, que seamos fraternos, que vivamos felices, que no suframos…”.

¿Y cómo sabes cual es la voluntad de Dios?- le pregunto.”No pretendo cometer tal disparate, aparecer como alguien que conoce el misterio de Dios. Pero soy seguidor de Jesús y creo que ningún ser humano ha llegado a penetrar tanto en el misterio de Dios como él, y desde luego la obsesión de Jesús fue quitar el sufrimiento en la medida que él lo podía. Para Jesús la compasión, el com-patere, el sufrir con el sufriente ayudándole a salir de esa situación era fundamental. Jesús habló del amor, pero sobre todo en términos de compasión, de liberación. Decía Paul Claudel que Dios no pretendía quitar el dolor sino llenarlo de su amor y energía cálida acompañante”.

Entonces ¿qué debemos pedir a Dios en situaciones de dolor? “Yo no he pedido a Dios que curase el ataque cerebral de mi madre, el cáncer de mi aita o la situación actual grave de mi cuñado- me contesta- sería tremendo un Dios que cura a unos y a otros no. Lo que yo si he pedido a Dios es que sea capaz de sentir su calor acompañante para sentirme fuerte ante esta situación, si le he pedido que libere mi interior y encuentre su ibilkidetasun xamurra (su dulce compañía) Creo que el creyente tiene que sacar todas sus energías, positivizarlas desde su experiencia de fe, luchar con todas sus fuerzas contra el sufrimiento y después de todo, cerrar sus ojos, sentirse acompañado por el Dios amor, por el Cristo de la Cruz, unido a todos los crucificados de la tierra y confiar, dejarse en manos de Dios (zure eskuetan uzten dut nire bizitza). Sé que no me abandonas.» Sin embargo- le digo- a veces es imposible en situaciones de extremo sufrimiento llegar a la serenidad que nos pueda acercar a ese pensamiento ¿de qué forma podéis los sacerdotes ayudarnos? “Yo si creo que una buena parte de la solución a la enfermedad está en nuestras manos, en acertar a sacar todas nuestras posibilidades y luchar contra la enfermedad, ayudados por la ciencia, los profesionales…  aquí entra nuestra labor. Suele decir Pagola que Jesús más que sanador, que sanar, era cuidador, curaba (esto es, viene del verbo curare, cuidar) Yo si creo que un acompañamiento puede ayudar a un enfermo a enfrentarse mejor a la enfermedad. Este es uno de mis sufrimientos.”

Le pido que me explique: “Hoy día al enfermo se le quita en muchos casos toda otra posibilidad que no sea el médico, como si el único problema que tuviera ese enfermo es su enfermedad; es posible que esa enfermedad está siendo en parte motivada por un caso no resuelto, es posible que el miedo esté jugando una gran influencia en él, es posible que quisiera afrontar un conflicto familiar «antes de morir», es posible que…. Es una pena que la familia no nos comunique nada, ni a nosotros ni a nadie, como si el único implicado en esa situación fuera el médico. Incluso se enfadan si te presentas sin que te llamen”.

Ya que mencionamos la muerte, le comento que tenemos la costumbre de recurrir a los curas una vez se ha producido la defunción para que puedan darle la extremaunción sin pararnos a pensar que el enfermo los necesite durante la transición de la vida hacia la muerte, proceso que en ocasiones se hace largo y doloroso para el mismo. “Yo he visto en los paliativos que tanto como las medicinas, juegan un gran papel los médicos y enfermeras que saben tratar al enfermo como un amigo, con una sonrisa, una esperanza, una acogida… Aquí tendríamos nosotros un gran papel y desde luego, en mi experiencia, en los muchos casos en los que he podido estar, creo que he sido una gran noticia para el enfermo (claro, según qué planteamientos y según la actitud de quien va a estar con él; hay curas y laicos que más que levantar asustan al enfermo). Para mi es muy duro el celebrar el funeral de una persona a quien no he acompañado en la enfermedad y esto ocurre en la gran mayoría de los casos. Tengo decidido que en el tiempo que me queda como responsable de una comunidad, voy a dedicar mucho más tiempo a gente que sufre por enfermedad, soledad, problemas afectivos, económicos etc».

Confiesa sin embargo, no haber vivido de cerca sufrimientos colectivos como pueden ser el vivir o estar en un campo de refugiados de  100.000 personas o a la gasificación de miles de judíos en Auswitch, o una guerra en la que mueren diariamente cientos, miles de personas: “Estoy seguro de que en esa situación me quedaría sin palabra”.  

Hemos hablado de dolencias físicas y la conversación nos lleva a ahora a tocar otros tipos de dolor, yo apunto un posible “dolor del alma”. “No es fácil decir cual de ellas es más dura o difícil de sobrellevar. En principio uno se decidiría por las dolencias físicas porque diría son palpables, tangibles… las otras son y no son, en días son muy fuertes en otros menos. Acaso hablaría de dolor inmediato y de dolor a largo espacio o tiempo. Hay dolores inmediatos, como puede ser una infección, un cáncer etc. Hay otros dolores a largo espacio, son dolores de ruptura, dolores de situaciones que no acabas de aceptar (de muerte, de enfermedad permanente de uno de los tuyos, de culpabilidad por alguna actuación tuya…) y estos dolores te quitan paz, alegría, te generan preguntas cada cierto tiempo. La verdad, no sabría decir si los conflictos de uno mismo, ese “dolor del alma” como tú dices es más fuerte o no que el físico. Lo que si creo es que es más fácil quitar el físico que el psíquico, moral etc. Este exige un proceso de liberación interior, el otro, en cambio unas medicinas, un antiflamatorio, una morfina.” Entramos en materia respecto a éste último tipo de dolor y reconoce que “mucha gente no ha valorado en su verdadera medida el dolor del alma. Siempre he oído en mi casa cuando veías que alguien no dormía porque «estaba de los nervios», o estaba deprimido, se decía «bah, hori ez da ezer!«(¡va, eso no es nada!). No se valoraba como grave y es tremendo el número tan grande de intentos de suicidio de la gente.”  Yo lo entiendo. Cuando se te encierra todo el horizonte, lo ves todo negro, sin salida… eso es tremendo.”

Su día a día como párroco y sobre todo su forma de ser y hacer le lleva a vivir de cerca casos que le hacen conocer lo más terrible de la vida desde primera “línea de fuego”: “Hace poco tuve que presidir el funeral de una de las mujeres que más he admirado por su entrega, su capacidad de acogida (yo le pedí que acogiera en su familia, y lo hizo,  a una joven vasca de 22 años, drogadicta, prostituta, etc… cuando ella tenía en su casa tres niñas) su capacidad oracional contemplativa etc… Pues bien padeció una depresión durante dos años a la que ella llamaba la nube negra. «Badator, badator…»(ya viene, ya viene)  le decía a su marido, éste le invitaba a orar y lo superaban, hasta que un día no lo superó y se nos fue.” Vuelvo sobre algo que ha mencionado “liberación interior” que me lleva a hablar de “la culpa” y el daño que este concepto puede llegar a causar: “Hay quienes piensan que la culpa es un concepto religioso; yo creo que no, es un concepto totalmente humano.

Otro problema es que el hecho religioso ha sido generador de culpas enfermizas muchas veces, que tiene un gran peligro porque se atreve a tocar las conciencias de las personas. He sufrido mucho viendo o conectando con personas que no podían superar la culpa; encontrarte con personas mayores culpabilizadas por el sexo, escrupulosas que tienen necesidad de confesarse todos los días porque les ha parecido que han gozado un poco mirándose o tocándose etc. eso es dramático. Si supiera quién es el que les ha enfermado iba a donde ellos y les pegaba cuatro tortas en nombre de la fe liberadora de Jesús.”

Su forma de expresarse me hace reír, pero sé que él sufre y siente de verdad lo que dice, continuamos con un tema que es patente que provoca mucho dolor en la sociedad: “La culpa puede provocar en las parejas: “Yo creo que muchos de los conflictos de convivencia, de pareja etc. son, también, porque uno no está bien y acaso no se da cuenta de ello, transfiriendo al otro culpabilidades que acaso no son tan ciertas. Quedarte en la incapacidad de superar la culpa es quedarte en el pasado y eso no es bueno. No mires para atrás. Algo de eso pasa con la culpa, cuanto más la recuerdas más daño te hace, se hace mayor.” Me confirma que habla desde su propia experiencia. “Te puedes imaginar que yo no he hecho todas las cosas bien, y casi diría que me alegro, porque ello me ha servido para poder gozar de la misericordia de Dios. Hace años que vivo una fe liberadora. ¡Ojo con las personas perfectas! porque es posible que ello les impida asumir y comprender a los que no somos tan perfectos. Ha habido gente que me ha dicho que soy una persona que libera, no sé si es cierto, pero si lo es será porque yo he visto la imperfección en mí y desde ahí entiendo y comprendo a otros que son más o menos como yo. Es muy importante contar con alguien ante quien puedes desnudarte y contar tu interior culpabilizado.  No es fácil encontrar esa persona que te ayuda a liberarte, no es fácil desnudarte ante una persona si no tienes la seguridad de que esa persona te entiende, te acoge, y te ayuda a liberarte de ello. Yo no he encontrado a mucha gente de esa, pero si me he encontrado en mi fe con el Cristo, el Jesús maravilloso de la compasión, de la acogida: él y sólo él conoce toda mi verdad, hablo desde mi interior con él de todas mis situaciones y lo hago con una sonrisa imaginándome su sonrisa.”

Me hace pensar y a continuación me menciona  un poema “Adora y confía” de Teilhard de Chardin, a quien yo ni siquiera he oído mencionar. Después indago y descubro que me gusta, entiendo lo que este sacerdote vergares de 73 años quiere decirme, y entiendo todavía mejor tras leer otros poemas y escritos del jesuita, paleontólogo y geólogo francés, la sencillez y naturalidad con la que trata de dejarse amar por Dios y con la que él mismo ama a su vez a quienes le rodean. “Uno de los problemas fuertes con los que nos encontramos los humanos es el no acertar a perdonarnos a nosotros mismos, uno a sí mismo. Para perdonar a otros, para sentirte perdonado por los otros, primero tienes que perdonarte a ti mismo. El no poder comprender y perdonar es porque o bien no has tenido esa experiencia (quien no ha sido perdonado no sabe perdonar) o porque no te perdonas a ti mismo y tampoco a los demás.”

Tal vez nos queremos poco, le insinúo y él  me da la razón: “En la indicación de Jesús como único precepto o consejo suyo apuntaba en tres caminos: amarás a Dios. a tu prójimo o próximo, harás próximo a todo ser… y a ti mismo. Es curioso, nosotros hablamos mucho de los dos primeros y mucho menos del tercero, de amarte a ti mismo. Y sin embargo es la base: si no te amas a ti mismo no amas a nadie; yo creo que muchos de los conflictos entre parejas, amigos… es que uno no se ama a si mismo, (no se ama su cuerpo, su edad, su situación, su familia…) no se acepta a si mismo, no es lo suficientemente lúcido para conocerse y aceptarse a si mismo y no está en condiciones de aceptar a nadie”.  

El pasado verano, el 4 de agosto, Don Félix Garitano celebró las bodas de oro como sacerdote. ¡Mucho tiempo! “No creo que viva esta experiencia porque la necesite para situarme en la vida, por tradición, porque ahora ¿dónde voy a ir?…no. Esta experiencia es como algo que se me impone interiormente, algo tan necesario como el respirar” ¿Y nunca has dudado? (le siento sonreír) “Hay mucho misterio rodeando mi vida, mucho dolor, soledad, oscuridad y pregunta sin respuesta, y así hay días en que se me nubla la vista y mi experiencia en Dios. En las cuestiones más decisivas de la vida– decía Unamunohay siempre un fondo último de incertidumbre. Quien sabe… y Kasper que somos a la vez creyentes y no creyentes. Pero diría que tengo la suerte de que son pocos momentos, aun cuando la seguridad en este campo no es buena maestra.”  

“Lo que sí me atrevo a decir- añade– es que esta experiencia religiosa no me ha castrado en mi ser humano, antes al contrario, me ha liberado, me ha ayudado a ser más yo mismo. Decía Nietzsche que la experiencia religiosa suponía una alienación, una abdicación de si mismo. Estoy totalmente en desacuerdo. No niego que una mala o deficiente educación en la fe me ha hecho a veces asustarme, me ha impedido a veces ser y pensar libremente, pero no ahora, tras un camino de liberación que he llevado en estos 20-30 últimos años. Los profetas de La Ilustración habían augurado una desaparición de la esfera religiosa a manera que el ser humano fuera entrando por el mundo de la razón, de la ciencia, de la modernidad. Creo ser un hombre muy a gusto con el desarrollo humano, un hombre de la modernidad, pero mi fondo religioso no sólo no ha sufrido un retroceso, sino que cada vez me siento más a gusto en la búsqueda de Dios”.  

Y para aquellos que llegados a este punto crean todavía que esta conversación va dirigida solo a aquellas personas que sienten vivir la fe católica he elegido un último fragmento que una vez más nos lleva a pensar que para vivir mejor no debemos poner límites al conocimiento y por tanto debemos practicar la escucha sea cual sea la procedencia de “la voz” que llega a nuestros oídos “Sin duda, la experiencia de sentirme en Dios es la experiencia más importante de mi vida: quisiera cuidarla más, dedicarle más tiempo, cariño, dejarme encontrar por él…Esta es una experiencia que  creo compartir con muchísima gente, con hombres y mujeres de otras religiones, y con gente que aun cuando no se sienten dentro de ningún sistema religioso, sin embargo los/las veo enormemente espirituales, abiertos al misterio, a la luz, a la vida.” 

 Eskerrik asko (gracias) Felix, y ¡hasta siempre!

«…Recuerda: cuanto te deprima e inquiete es falso. Te aseguro en el nombre de las leyes de la vida y de las promesas de Dios.

    Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste,

                                       adora y confía.»

del poema «Adora y confía» de Teilhard de Chardin

2 pensamientos en “¿La fe en la enfermedad, es útil? con Don Félix Garitano

  1. «desnudarte y contar tu interior culpabilizado. No es fácil encontrar esa persona que te ayuda a liberarte, no es fácil desnudarte ante una persona si no tienes la seguridad de que esa persona te entiende, te acoge, y te ayuda a liberarte de ello. «. Me quedo con este párrafo…es como escribir con tinta blanca y borrar con goma negra. Es una liberación ….gracias Elene….hermosísima entrevista…

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