«Enfermería, el colectivo amigo»: Con Núria Córdoba

 “Tanto los médicos como auxiliares y enfermería somos seres humanos a quienes aunque en ocasiones no lo parezca, nos duele cuando las cosas no salen bien. Y si a veces, no lo demostramos tanto como gustaría, sobre todo a los familiares, es por un mecanismo de autodefensa que nos ayuda a convivir día a día con tanto sufrimiento.”ENFERMERÍA

Nuria Córdoba, que actualmente trabaja como enfermera en la UCI del hospital de Alcázar de San Juan, lo tuvo claro desde pequeñita “quería ser como esas enfermeras que cuidan a los niños o como los médicos que los curan”. Desde que nació y hasta los 7 años su “hábitat natural” fueron consultas médicas y hospitales debido a una estenosis de píloro por la que tuvo que ser intervenida, vegetaciones, amigdalitis y más que frecuentes neumonías y bronconeumonías. Pero lejos de hacerle aborrecer dicho entorno, en ella  nació una vocación por el cuidado del enfermo que todavía hoy renueva cada día.

Si hay un área sanitaria que acompaña al enfermo en el proceso de la enfermedad, es sin duda, la enfermería.

Circunstancias económicas familiares le hicieron elegir una carrera más asequible, más cortita  “Y como en cualquier caso me gustaban por igual enfermería o medicina,  tampoco supuso un problema decantarme por la primera”. A lo largo de la conversación queda patente en todo momento la inquietud que Nuria siente por escuchar, atender y acompañar a enfermos y familiares, aceptando además, de buen grado, ser en ocasiones un “puente” entre todos ellos y los propios médicos.

Empatizar o involucrarse…

Estudió en la Universidad de Albacete y ya allí se sensibilizó especialmente con el trato con el enfermo y sus familiares “Te forman mucho a nivel de conocimientos, pero a nivel de prácticas algo que he echado mucho de menos ha sido que no las tienen en cuenta para la nota final. Te puntúan, pero solo te evalúan según tus conocimientos, y sin embargo, yo veo que hay muchos compañeros que saben mucha teoría, que por otra parte es fundamental naturalmente, pero cuyas relaciones  con los paciente, no son todo lo adecuadas que deberían.”

Dice haber estudiado sobre la empatía, pero que sentirla sin involucrarse se le hace francamente difícil. “Tenía una profesora de bioquímica que me decía que empatizaba muy bien y que sería buena enfermera, pero insistía en que tenía que tener cuidado porque corría el riesgo de involucrarme mucho con las familias y al final, si no ejerces cierto control, termina afectándote de verdad. También me dijo que con el tiempo y la experiencia terminaría controlándolo, pero en eso se equivocó un poco. Son muchas las ocasiones en las que cuando llego a casa no puedo desconectar de lo que he visto en el trabajo,  es muy difícil hacerlo.”

Durante sus estudios hizo prácticas en diferentes servicios y plantas del Hospital de Albacete, pero las que le impactaron de verdad son las que llevó a cabo en  la Unidad de Psiquiatría “Me impactó en todos los sentidos. Creo que la percepción del enfermo psiquiátrico a nivel social es una asignatura pendiente. Y no solo para la sociedad, también para los familiares. Para ellos es un tipo de enfermedad que no entienden y hacerles comprender lo que es un trastorno de estas características es muy importante. Y por otro lado está el comprobar la cantidad de gente joven que hay en estas circunstancias, con toda una vida por delante, y que lo está pasando muy mal. En esta unidad destacaría la labor de apoyo, aunque solo sea escuchando”.

“El papel de la enfermería consiste  muchas veces en hacer de puente entre el paciente y el familiar. Estos últimos  agradecen que les enseñes a ver a su familiar como una persona que tiene una enfermedad, que de ninguna manera es una persona mala, y que con el tratamiento adecuado, puede tener una vida normal.”  Pregunto a Nuria si éste no es el cometido del médico. “Sí, claro – me contesta- pero es que en psiquiatría es un trabajo muy en equipo, muy coordinado entre celador, auxiliar, enfermera y médico. Allí, enfermería, salvo alguna inyección no tenemos un trabajo “técnico”, por llamarlo de alguna manera. Nuestro trabajo consiste sobre todo en escuchar y hablar con el paciente todo el día. Es muy importante, para poder evaluar bien: observar, escuchar y apoyar a este tipo de enfermos.”

Enfermería, también “puente” de comunicación entre médicos y pacientes…

Hay quien todavía siente mucho respeto e incluso temor a hablar con el médico y se abre más a hablar con enfermeras y enfermeros “Si. A los médicos muchas veces no les cuentan todo. Una anécdota habitual es la que yo viví varias veces en la planta de cirugía. Después de una operación normalmente sientes dolor y el paciente te pide un calmante y se lo das. Pero si no pasa el dolor te vuelve a pedir otro y tú se lo das también, y así hasta llegar a la dosis máxima prescrita por el médico a quien llamas si el dolor persiste. Pero cuando el médico se presenta en la habitación ante el paciente y le pregunta a cerca del mismo,  éste dice que está mucho mejor. Y en cuanto el facultativo se va se vuelve a quejar de dolor. No sé por qué no son capaces de sincerarse con el médico como con nosotros”.

Repaso las horas de ingreso en un hospital y verdaderamente el paciente y los familiares, pasan mucho más tiempo con el resto de personal sanitario que con los propios médicos “Porque ellos no disponen de tanto tiempo “físico” para estar junto al paciente. Ellos pasan, evalúan comentarios de enfermería, lo que el paciente les dice, exploran y ajustan tratamientos. Pero quienes realmente están ahí son enfermeros y auxiliares que durante el resto del día saben si el paciente tiene dolor, son quienes hacen las curas, y mientras tanto hablas…” A Nuria, esta última parte le parece sumamente importante, hablar y escuchar al enfermo “Y por norma general, los médicos suelen tener muy en cuenta la opinión de todo el equipo de enfermería.”

UCI

Mientras habla, Nuria sonríe incluso con los ojos, desborda pasión por su trabajo y pasamos a comentar el que desempeña, en la actualidad, en la UCI, un lugar en el que se siente muy bien.

Empieza por decirme que  “Al paciente de la UCI le ofreces todo”. La suya es una UCI polivalente  “Atendemos todo tipo de pacientes: desde derrames cerebrales, accidentados o pacientes cardiacos, es un abanico muy amplio… También los hay de larga estancia”.

La palabra “polivalente” me hace pensar en diferentes situaciones, pero hay una que creo fundamental: ¿están las UCIs preparadas para que el paciente esté consciente en ellas? Es rotunda  “No, en nuestro caso hay muchos pacientes de este tipo. Por ejemplo, los cardiacos, que están a la espera de ver cómo evolucionan para hacerles o no un cateterismo o ponerles un marcapasos, y que pueden estar una semana totalmente despiertos y conscientes en un sitio en el que cuando están tumbados solo ven un techo, no tienen tv, no tienen a su familia, y no tienen referencia de si es de día o es de noche. Muchos se desorientan. Allí solo nos tiene a nosotros y es un tema que habría que investigar…”

Nuria ha mencionado a los familiares, quienes pasan horas en la sala de espera pese a que saben que al cabo del día, no podrán entrar a ver a su ser querido más que en dos ocasiones: a medio día y al caer la tarde. “Es un tema que se plantea a menudo, pero los familiares no se dan  cuenta de que el personal solemos tener que “preparar el terreno” para que puedan entrar y no encontrarse con cosas que resulten desagradables. Para nosotros es una labor añadida. Y para llevar a cabo nuestro trabajo, que la UCI esté llena de gente es un inconveniente. Normalmente están configuradas a base de boxes, con un control en el centro para poder tener una visión de todos los  pacientes, y en el momento en el que entran las familias se tiene cuidado en que esté todo tapado, de que no vean cosas que pueden ser difíciles de asimilar. Pero tampoco puedes tener a un paciente así todo el día porque vaya a haber un ir i venir de gente. Con los aseos, por ejemplo, no puedes tener allí familiares o gente ajena a la familia…” Difícil  en esta situación conciliar los intereses de enfermos, familiares y personal sanitario.

Sin embargo, Nuria señala que “Hay pacientes que estarían más tranquilos y en consecuencia evolucionarían mejor y más rápido, si tuvieran cerca algún familiar. En ese sentido los enfermos sufren mucho y habría que ver la forma de aliviar este sufrimiento.”

Y el de los familiares, añado yo, también ellos sufren y mucho. “Efectivamente. Lo noto sobre todo en los matrimonios. En los ingresos prolongados, ves el deterioro del familiar día a día, y da una penita. Se ve como pierden la salud porque se entregan en cuerpo y alma al cuidado de su pareja y se la dejan en ese cometido. A veces, el paciente está entubado y precisamente él no se está enterando y quienes sufren, en ese caso, son su entorno, a  quienes nadie cuida. Debería haber un servicio o soporte que los atendiera.”

Pero la enfermería y el personal sanitario en general también sufre “Es inevitable. Ponen todas las esperanzas en los profesionales y te piden que salves a sus familiares. Pero hay cosas que no están en nuestras manos… y cuando no salen adelante, en ocasiones sientes que te hacen responsable. Pero por mucho que quieras no puedes hacer más y entonces…” Es entonces cuando la empatía debería ser recíproca.

Sobre la “presunta” frialdad de médicos y personal de enfermería…ENFERMERÍA

¿Cuántas veces hemos oído decir “qué médico tan bruto, podría decir las cosas de otra forma” o “¡menuda enfermera! Podría tener un poco más de sensibilidad”, etc. Nuria justifica el comportamiento de dichas personas “Cuando te muestras más sensible o más cercano haces que la gente se te abra y hay personal que se muestra más frío porque en contra de lo que pueda parecer son muy sensibles y ésta es la única forma que tienen de evitar que cuando dan una mala noticia, ese dolor de los familiares, no llegue a ellos. Les afecta demasiado”. Y subraya con énfasis “Necesitan ponerse una coraza para que nos les afecte el sufrimiento de los demás… hay que tener en cuenta que mientras un familiar recibe UNA mala noticia, el médico tiene que dar MUCHAS malas noticias.  Es humano y también resulta difícil para él”.

Pasa a ponerme un ejemplo “Recuerdo en quirófano que por un accidente llegó un niño de 17 años y falleció allí. Algo poco habitual, porque en quirófano no suele fallecer casi nadie, normalmente van a la UCI y si hay alguna complicación es donde se solventa o no… El caso es que este chico falleció. En el quirófano lloramos todos, el anestesista, los auxiliares, los médicos… y era el titular de quirófano quien tenía que informar de la muerte del niño a la madre que esperaba fuera ¡imagínate! Terminamos saliendo todos a hablar con ella porque era tan duro que todavía hoy se me pone la carne de gallina al recordarlo. Creo que una situación así es lo más duro a lo que se enfrenta un equipo de sanitarios. De hecho, a raíz de este suceso, me replantee si quería seguir trabajando de enfermera porque me afectó muchísimo. Mi madre llegó a decirme que me dedicara a otra cosa porque yo lloraba… Pero luego hay casos en los que tras el sufrimiento viene la satisfacción de que todo ha ido bien…”

E insiste “Las personas deberíamos ser conscientes de lo que es dar ese tipo de malas noticias casi a diario y que los profesionales tienen necesariamente que recurrir a un mecanismo de autodefensa porque si no, no podrían seguir…”

  “¿Qué cosas crean más ansiedad en una persona cuando se va a operar?”

Nuria, cómo muchos otros profesionales de enfermería, apuesta por mantenerse al día con cursos y también llevando a cabo pequeños estudios. Cuando  trabajó en quirófano a ella y a su compañera se les ocurrió investigar los aspectos psicológicos del paciente quirúrgico. “Mi compañera, se hizo pasar por paciente y se puso una “GoPro” en la frente para grabar  lo que ve el paciente cuando le van a pasar a quirófano, yo hice el papel de enfermera, y lo complementamos con una encuesta que hicimos a enfermos que habían pasado por aquella situación.”

Con dicho estudio llegaron a dos conclusiones. “La primera, que el momento que más ansiedad provoca a la persona que se va a operar es cuando le quitan toda la ropa y solo le dejan con el paño verde. Esa situación todo el mundo la describía como horrible. Porque están totalmente desnudos y, en ocasiones, para ponerles los cables les bajan el paño y se ven indefensos y expuestos ante personas que no conocen de nada.”

Y en segundo lugar “Muchas veces, por ir más deprisa y que te de tiempo para terminar el parte, pides al siguiente paciente cuando todavía estás terminando con el anterior, y se queda esperando  en una sala delante del quirófano hasta que lo hacen pasar. Este momento de espera, también lo describen como horrible porque están oyendo hablar a la gente, están viendo el quirófano y no saben qué les van a hacer con toda la maquinaria que ven… y aunque ya no hay paciente dentro les asusta ver todo aquello.”

El resultado de este estudio se comunicó en forma de charla abierta y lo pusieron  en marcha “Lo más que pudimos. Yo, personalmente, intentaba que el paño no se le quitara al paciente hasta que estuviera dormido…. O que no lo trajeran a quirófano antes de tiempo. Pero como todo,  al final si unas observaciones no se convierten en norma, todo el mundo termina volviendo a la rutina diaria”.

Y añade “Una persona que llega tranquila al quirófano, asimila mejor la anestesia, se despierta mejor… que aquella que ha estado nerviosa y en consecuencia se despierta más agitada y dolorida porque ha tenido los músculos en tensión, en la anestesia se nota mucho. Y también en la UCI. El que un paciente esté tranquilo y sereno hace que su recuperación sea mucho más rápida.”

Nuria aboga por seguir estudiando nuevos protocolos que beneficien tanto a pacientes como al personal sanitario “Es posible hacerlo”.

Gracias Nuria, por acercarnos al mundo de la enfermería en el que como bien dices, nos apoyamos tanto y sobre el que sabemos más bien poco.