“En mi caso concreto, la depresión y la fibromialgia cursaron en paralelo porque yo tenía depresiones desde que era pequeña: durante una época larga de mi vida sentí abandono, soledad, desesperación…me recuerdo apoyándome en las paredes de las calles día tras día y yendo y viniendo al “matadero”- el psicólogo- de jueves en jueves para contarle que no podía más. Eso derivó en mi caso en la fibromialgia.”
María (57 años) es una mujer cuyo aspecto de ninguna manera hace sospechar que padezca ninguna enfermedad. Su voz es rotunda y como periodista que es habla con rigor y claridad sobre sus sentimientos y realidad.