«La delicadeza» en la enfermedad…

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 Tras cuatro años de conversaciones con pacientes y familiares sobre la enfermedad en la vida, me doy cuenta de que  hay algo que todos ellos, en algún momento del proceso de la enfermedad, han echado de menos: “la delicadeza”. LA DELICADEZA

Y es que no resulta fácil. Ante determinados momentos de la enfermedad, entramos a menudo en “modo pánico” y hacemos o decimos cosas fuera de lugar o que duelen, incluso con la mejor de las voluntades. Pero, tal vez si somos conscientes de ello… solo tal vez, la próxima vez lo podamos evitar. Son frases, gestos y actitudes que se describen y repiten una y otra vez, en cada una de las conversaciones de este blog, y que repetirlas aquí y ahora, no sería sino otra manifestación de falta de “delicadeza”.

¿Cómo describiría yo “la delicadeza” en la enfermedad?

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¿La fe en la enfermedad, es útil? con Don Félix Garitano

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Para mi ha sido una gozada la experiencia de la fe; me siento muy a gusto creyendo, pero no creyendo racionalmente, sino con un creer que es amar, dejarse amar, dejarte acompañar, buscar luz, sentido, caminos de vida…” Don Félix Garitano es actualmente párroco de de la iglesia de San Vicente de Donostia, el templo más antiguo de la ciudad (s.XVI). Y hoy está aquí porque tras conocerle en la celebración del bautizó de mi hija de 28 años creí que podía ser una de esas personas que pueden ofrecer respuestas a muchas preguntas que nos planteamos en situaciones de padecer, sobre la fe en la enfermedad.

Bautizo Intza

Bautizo Intza

A los largo de las múltiples conversaciones publicadas en este blog, la fe ha sido y será un tema habitual porque, nos guste o no, durante la enfermedad, el dolor o el sufrimiento, el luto…la fe acompaña y reconforta a quien la siente y quien no vive en ella, muchas veces, confiesa haberla echado de menos. Aunque también, en ocasiones, las mismas circunstancias adversas hacen que nos alejemos he incluso reneguemos. “Desde el primer momento quiero dejar claro que no pretendo tener la clave a la solución, que mucho menos pretendo conocer el misterio de Dios ¡ni siquiera llego a conocer el misterio del ser humano!- añade- pero me siento obligado internamente a responder a problemas que me rodean y uno de los más fuertes es el sufrimiento”. Es el ser humano quien habla, un ser humano que vive la condición de sacerdote. Ésta cualidad es probablemente lo que me ha acercado a él. Sigue leyendo